Los que andamos a pie (que no tenemos vehículo propio), nos vemos en la imperante necesidad de trasladarnos en el transporte público. Lo que nos obliga a estar a merced de lo que en ellos ocurra: calarnos la música a todo volumen, hacinamiento cuando el chofer monta a todo el mundo sin dejar el menor resquicio por donde respirar, y si es durante una tarde calurosa en una inmensa cola, los olores humanos no se hacen esperar.
Estos suplicios se ven aderezados
con el abordaje de las unidades de transporte por personas que ejercen una
especie de economía informal itinerante, por decirlo de un modo. Personajes
variopintos que ofrecen sus mercancías, cosa que no es nueva, de toda índole, unos en silencio y otros con sus
discursos bien elaborados.
De entre los discurseros están
los que piden dinero para costear los gastos que una supuesta enfermedad de un
pariente, que a veces, si no es el hijo, es el propio pedidor quien la padece.
No tengo información del origen
del mote, pero últimamente, a estos discurseros itinerantes, se les ha dado por
llamarlos “Charleros”, me imagino que por la charla que adornan, a veces
acompañada hasta por instrumentos musicales, sus pedidos a los nerviosos
pasajeros de los vehículos de transporte que el azar los premió con su abrupta
presencia.
La cosa fuese irrelevante y hasta
divertida si estos charleros se limitaran a solo pedir y vender inocentemente
su mercancía. Pero esto no es así, lastimosamente, ya que en no muy pocas
ocasiones, estos individuos se han dado a la tarea de atracar, luego de su
charla que culmina con una amenaza intimidante, a los desprevenidos pasajeros.
Han sido muchas las denuncias que
se han hecho al respecto, porque en el peor de los casos han salido a relucir
armas de fuego que han cegado la vida a
muchos ciudadanos y hasta a los propios choferes de los taxis.
No es un problema nuevo, pero
últimamente han aumentado los casos y que muy pocos salen reflejados en los
medios de comunicación.
En meses anteriores, se les
prohibió a los charleros montarse a los vehículos, pero parece que no surtió
efecto, porque igual se montan en los taxis a atracar sin decir una palabra,
porque si no lo hacían entonces no son “Charleros” y por lo tanto la
prohibición no los tocaba, y siguió el mal.
En esta situación ¿Qué debemos
hacer los ciudadanos para minimizar la actuación de estos señores?, porque el
hecho de que estas cosas sucedan en el transporte público, las personas que son
víctimas de estos casos, en la mayoría de las veces son mas pobres que el
propio charlero.
¿Qué le debemos exigir a las
autoridades para que protejan a la ciudadanía en estos casos?
Lo que han hecho las autoridades:
En el plan operativo puesto en
práctica por la Dirección de Seguridad y Orden Público en el segundo trimestre
del año 2011 se giró instrucciones al
Cuerpo de Policía del Estado Lara para que activara dispositivos en el centro
de Baquisimeto que evitara la presencia de charleros ofreciendo sus mercancías,
sobre todo en la carrera 19, carrera 18, carrera 22, avenida Vargas, avenida
Rómulo Gallegos, avenida Pedro León Torres, zono este de la ciudad y otros
sectores.
Lo que proponen algunos usuarios:
Que saquen de circulación a los
charleros que siembra terror en la ciudadanía y dejar los que realmente trabajan
honrdamente, posterior a un registro y revisión de sus conductas.
Carnetizar a los que se dedican a
este tipo de actividad económica.
Lo que proponen algunos
charleros:
Organizarse para que se les
asigne una identificación.
Están dispuestos a permitir a las
autoridades que los chequeen.
Qué proponemos nosotros?
Según mi manera de ver, este tipo
de actividad económica refleja una contracción del aparato productivo del país,
ya que ésta surge como consecuencia de la baja oferta de empleos que nuestra
economía está generando. Por consecuencia, una solución posible ante esta
problemática, debe pasar por una activación de la economía estatal, estimulando
la inversión privada.
Otra de las posibles causas es la
falta de estímulo para la educación de la población productiva. Es decir, la
capacitación y educación de los individuos en edad productiva que los forme en
actividades prioritarias para la región, tales como el comercio y la
administración de empresas, que son los fuertes de la economía larense.
Es notorio el hecho de que las
políticas de seguridad no son sostenibles en el tiempo. En este caso, las
acciones y los dispositivos de seguridad deben ser programas constantes de los
cuerpos de seguridad y no sólo operativos puntuales que surten efectos efímeros
para que luego el mal vuelva y con mas fuerza.
¿Qué opinan ustedes?