LA ENERGÍA ELÉCTRICA Y LA CALIDAD DE VIDA

Hoy en día es casi imposible la convivencia humana sin que esté de por medio el uso de la energía eléctrica

Todos hemos experimentado lo difícil que se vuelve la vida cuando la energía eléctrica deja de fluir en nuestras casas. Casi todo parece paralizarse. El refrigerador deja de funcionar, con el peligro de que la comida allí almacenada se dañe. El televisor se vuelve un aparato inútil. Si por infortunio, es de noche, la oscuridad paraliza el libre tránsito por nuestra casa. El trabajo que estamos realizando en nuestra computadora de escritorio, si no lo guardamos, se perdió, y debemos esperar para volver a comenzar. Si la cocina es eléctrica, no hay alimentos cocidos, si el teléfono fijo es inalámbrico, quedamos incomunicados. La conexión a Internet se pierde. Si el sistema de aguas blancas está conectado a un hidroneumático, nos quedamos sin el vital líquido, con sus inevitables y desagradables consecuencias por todos conocidas.

Y todo lo anterior ocurre en el interior de nuestras casas. Y no se diga lo que ocurre en la calle, con peligrosas consecuencias. Los semáforos dejan de funcionar. Las luces nocturnas apagadas, dejan a merced de la delincuencia a los obligados noctámbulos, todo un caos social.

Y en la industria. Una sola hora sin la vital energía eléctrica puede significar pérdidas millonarias en la productividad de cualquier empresa, ya que la mayoría de sus equipos deben a ella su motilidad. Y la producción se ve afectada.

Como vemos, la energía eléctrica constituye, hoy en día un elemento de primera necesidad en el mundo moderno. De su buen uso depende una óptima calidad de vida de los seres humanos ya que, como hemos visto, gran parte de la dinámica de nuestras actividades diarias están estrechamente ligadas a la energía eléctrica. Por lo que todos los esfuerzos que se hagan por que sus procesos de producción, transmisión y distribución sean de óptima calidad deben ser objetivos principales no solo de un gobierno, ya que es una de sus industrias estratégicas, sino de las universidades donde la ingeniería eléctrica sea una de las carreras que ofrezcan, ya que de la calidad de sus egresados depende gran parte el éxito en el uso racional de la energía eléctrica de un país como Venezuela.