domingo, 19 de septiembre de 2010

ANGELES DE LA MUSICA. AL FINAL DEL ARCOIRIS

Esta excelente canción interpretada por Ricardo Montaner, hace aflorar los sentimientos de resignación cuando un ser querido trasciende al universo eterno.
Lo coloco aqui, como un homenaje a la memoria de mi Madre Silvia Pastora, como un tributo a su amor incondicional, que siempre me acompañará hasta el final de mis días.

No es posible explicar el inmenso vacío que deja una madre en sus hijos cuando parte hacia la eternidad. Ese amor incondicional que proviene de ella no se vuelve a sentir. Podemos contar con el amor de hermanos, amigos y amantes; pero el amor materno es único en la vida.
Cuando una madre no está físicamente con nosotros, una parte de nuestra existencia también desaparece y solo queda la esperanza de recuperarla cuando Dios disponga unirnos otra vez, como lo prometen las escrituras.
Se abre una herida, y no sana completamente por más que el tiempo pase amortiguando el dolor de la pérdida.
La madre que supo ser tal, también deja hermosos recuerdos en sus hijos y que se proyectan hacia todas las personas que compartieron y admiraron su maternal dedicación.
Sus pasos a través de la vida no pasan desapercibidos porque Dios sabe recompensar a la gente buena, y una mujer, por el sólo hecho de ser madre, se gana el amor del altísimo. Y de allí surge esa entrega incondicional a sus hijos, que perdura, da seguridad y ganas de vivir, con la certeza de que esa madre estará siempre presente en el camino para protegernos de las vicisitudes.
Aún cuando esa madre no está físicamente, su espíritu sigue con nosotros, como un sutil bálsamo que ayuda a aprender a vivir sin su presencia y hace más llevadera esa parte vacía de la realidad.
Por eso, debemos consolarnos y alegrarnos porque las madres son eternas y que por más que el destino crea que nos la arrebata con su partida, sólo es una transición espiritual que las convierte en esa suave brisa refrescante que nos acompañará hasta que volvamos a acunarnos otra vez en su regazo.

A mi madre, hoy 19 de Septiembre de 2010, a seis años de su transición.

sábado, 4 de septiembre de 2010

ANGELES DE LA MÚSICA. GETSEMANÍ

La ópera rock Jesucristo Superestrella dejó en los jóvenes de los años 70 una huella imborrable. Primero, la versión Norteamericana escandalizó a unos cuantos, cuando puso en pantalla a un Jesús moderno dentro de escenarios que rompian con los tradicionales de las ciudades bíblicas, muy comunes en las producciones cinematográficas de Hollywood. Periodistas con grabadores, bailarines con atrevidos vestidos y un Judas protestante que robaba el protagonismo a Jesús, daban forma a la trama de esta producción musical sin parangón hasta los momentos.
Esta sinigual composición musical, todavía se puede disfrutar en grandes escenarios internacionales y recientemente en el nacional.
Años después, salió la versión en español, con Camilo Sesto y Teddy Bautista interpretando a Jesús y a Judas respectivamente, catapultando aún mas a Camilo Sesto y que lo hizo recorrer al mundo demostrando su extraordinario talento.
Muchas son las canciones que le dieron cuerpo a esta ópera rock y cada una tenía su atractivo. Y una de ellas, la mas conmovedora de todas, es la que muestra la discusión que tuvo Jesús con Dios, cuando en el huerto de Getsemaní le pidió que no lo abandonara en vísperas de su muerte.
Solo un artista de la talla de Camilo Sesto, podría darle la fuerza dramática que esta interpretación musical requiere para que se entienda la inmensa humanidad que tuvo Jesus en esos momentos.
Muchas han sido las interpretaciones de esta obra angelical Getsemaní. La siguiente versión que se muestra en el video, no es de Camilo Sesto pero también merece una ovación por lo hermosa que es, dando fe de que los ángeles de la música aun están con nosotros para conmover las casi imperceptibles fibras de nuestro espíritu.