Era post-Marambio
Hace una semana que Max Marambio, alias El Guatón, debió llegar a esta Isla, declarar frente a un tribunal, explicar ciertos temas. Sin embargo, el dueño de la empresa mixta Río Zaza ha preferido la protección de su tierra chilena, conocedor –como nadie– de los impredecibles resultados de ponerse en manos de la justicia cubana. Acusado de cohecho, malversación, falsificación de documentos bancarios y estafa, el que un día fue el benjamín predilecto del Máximo Líder acaba de recibir –en lugar de palmadas en el hombro– una orden de búsqueda y captura.
Extraño a Marambio aún sin conocerlo, pues con su partida se redujo abruptamente el número de familias que en esta Isla podía tomar un vaso de leche. El mercado informal que se nutría de sus almacenes colapsó apenas se fue y las redes subterráneas que desviaban sus productos terminaron por secarse o por duplicar los precios. Cuando el teniente coronel devenido gerente escapó hacia Santiago de Chile, nos dimos cuenta del papel que aquel hombre –formado a la diestra del poder– jugaba sobre nuestras mesas. No lo hacía por altruismo –claro está– pero al menos diversificó la aburrida producción local y logró que un tetrapack dejara de ser un objeto para coleccionistas.
La fortuna de Marambio se amasó donde los cubanos no pueden invertir un centavo, en esas empresas mixtas abiertas a pasaportes extranjeros, pero no a los nacionales. Su historia personal fue el anticipo de lo que veremos, vaticinio de cómo los grados militares se trasmutarán en trajes y corbatas, en empresarios sin ideologías. A pesar de ser ágil en las armas del ayer: una Kalashnikov, las consignas, los dogmas marxistas, lo recordaremos por otras estrategias: las cuentas bancarias, el intercambio de favores, las inversiones. Sus antiguos compañeros de lucha no tendrán clemencia al juzgarlo en un tribunal, porque el Guatón terminó convirtiéndoseles en un competidor comercial y encima de eso sabe demasiadas historias –secretas– sobre ellos.
Siendo muy difícil apreciar donde termina el arte y principia la ciencia, si la inclinación de mi sobrino Fernando lo decide a aprender algún arte u oficio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar. Simon Bolívar; Lima, 1825
lunes, 9 de agosto de 2010
¿A qué pais te refieres Yoani? ¿Venezuela o Cuba?
La pregunta viene a propósito del alarmante parecido de la revolución cubana con la bolivariana. Ojalá fuese en las cosas positivas. Pero lamentablemente no es así, como lo evidencia el siguente post de Yoanny Sánchez, que reproduzco, pidiendole permiso para hacerlo. Ya que no podemos dejar pasar la oportunidad de comparar y avisorar el futuro que nos espera los venezolanos.
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