Desde el punto
de vista estadístico muchas encuestas serias que salen en estos tiempos
electorales y de crisis informan el grado de confiabilidad de los datos además
del porcentaje de error, por lo que se puede interpretar que sus resultados se
acercan a los hechos reales. La estadística es una ciencia y hasta ahora no hay
razones para desmentir sus principios. Ahora bien, desde el punto de vista de
la percepción real, es notorio el grado de descontento que existe en los sitios
donde personalmente hemos estado. Las colas en los bancos, los pasajeros de las
rutas, la emergencia de los hospitales, las colas en las farmacias, y un
desconcertante etcétera. Y en estos momentos, no podemos decir que oímos el
descontento con el gobierno porque nos desenvolvemos en lugares donde la
oposición es mayoría. Gracias a la profunda e innegable crisis económica que
padecemos, la población venezolana se está mezclando y uniendo hasta el punto
de que estudios sociológicos recientes están revelando que la polarización se está
desintegrando. Un síntoma inequívoco de que la opinión pública venezolana, que
se opone al gobierno, y no necesariamente políticamente, se está uniendo.
Personalmente creo que los que están en el poder están ahí ya que han manejado
magistralmente el miedo al vociferar, cada vez que quieren en cadenas nacionales; que es un gobierno "cívico militar", lo que podría traducirse en:
"No te metas conmigo, yo tengo las armas". "Tengo presos a
disidentes, y los libero cuando me dé la gana". Es decir, si estás en mi
contra, te pongo preso. O sea, "Candelita que se prenda, candelita que
apagamos". Por eso, me atrevo a afirmar que las encuestas
que hoy en día están dando con un amplio margen ganadora a la oposición
política venezolana para las venideras elecciones parlamentarias, no están
muy lejos de la realidad. Sin embargo la estadística nos da sólo números para
que tomemos decisiones a partir de dicha información. Depende de nosotros si
vamos a hacer realidad esas estadísticas.